Educo o Adiestro

Cada cierto tiempo se vuelve tema cómo estamos educando a nuestros hijos, la gente expone sus prácticas y los auditorios opinan, con más o menos evidencias, con más o menos asertividad. No todas las estrategias de crianza son válidas y no porque algo se haya hecho mucho tiempo va ser algo bueno. El plomo se uso mucho tiempo para construir cañerías, no se sabía el daño que hizo, hace y hará, hoy está prohibido en todos lados y nadie mentalmente sano desafía su salud, exponiéndose conscientemente a metales pesados.

En la crianza estamos aún en el proceso de despertar, si me sigue la metáfora podemos decir que aún hay padres dando plomo cotidianamente a sus hijos, insisten que están sanos, que a ellos no le hizo daño, incluso los más avezados le atribuyen su subjetivo éxito a las buenas dosis de plomo que recibieron de sus santos padres. Entre estas prácticas de crianza están las que hoy reconocemos como abiertamente dañinas, prácticas que en los países desarrollados y en varios en vías de desarrollo están tipificadas como delitos, (el plomo): La agresión, los golpes, los gritos, el aislamiento, el maltrato en sus 4 campos (física, psicológica, sexual y negligencia) . Sin embargo hay cosas que no son delito, pero realmente no son educación.

Acá viene la polémica: el grupo de avanzada de la psicología infantil, los vanguardistas, los más actualizados, están dando una lucha silenciosa contra unos invitados muy carismáticos que suelen revolotear cerca de la educación tanto formal como informal, pero que no cuentan con un certificado de blancura, estos son los premios, los castigo, y todo el stock de insumos que nos fue regalando el conductismo. Economía de fichas, puntos, caras felices, estrellitas, hasta la foto del empleado del mes es parte del paquete. Vienen de la misma fuente y conllevan una cosmovisión específica de ser humano, uno que entiende con garrote y zanahorias. No olvidemos que estos descubrimientos se lograron electrocutando ratas en laboratorios, así aprendimos que en su nivel más básico el cerebro se aleja del dolor y busca el placer, y puedes llegar a hacer lo inimaginable por evitar el golpe de electricidad. Con los años estos contenidos se fueron envasando, se llenaron de palabras dulces y sin previos aviso llegaron a dar cátedra a escuelas y familias con la promesa de “controlar” niños.

Si eres como yo quiero: premios, si no eres como yo quiero, castigo. Del mundo del entrenamiento animal se populariza el concepto de adiestramiento, ¿quieres que tu perro se siente cuando le digas? dale un pellet cada vez que te haga caso y sóbale la cabeza mientras le dices que es un buen chico, acá la meta es que te obedezca cuando tú se lo ordenes. En muchos circos adiestran animales, en público les dan premios, pero en privado pueden usas métodos un tanto más cavernarios para lograr que el oso ande en bicicleta. Macanas con que los golpean, teaser con que los electrocutan, los dejan sin agua, sin comida, encerrados en un metro cuadrado, Las denuncias por están prácticas centenarias recién estén recibiendo sanción social y penal, pero solo en algunos puntos del planeta, para el resto el abuso es parte del libreto. ¿Y qué pasa en la casa? Suele haber una mezcla con diferente proporcionalidad entre educar y adiestrar. Los premios y castigos suelen estar presentes (aunque sean en un mínimo) en todas las crianza, pero hay familias que su línea editorial es el adiestramiento, nubecitas oscuras y solcitos en la muralla de la pieza, dulces como moneda de cambio, puntos por poner la mesa, ordenar sus juguetes, posar para una foto o hacer lo que los padres quieran o deseen cuando los padres quieran o deseen.

Sé que acá ya hay muchos odiándome, no es agradable de leer, la vara queda alta, desde algunas familias tan alta que ni se ve, pero ya estamos en el 2022 no podemos hacer oídos sordos a las toneladas de evidencias científicas que estos años nos han arrojado sobre la compresión del neurodesarrollo, las relaciones de apego, la salud mental y la psicopatología. Educar es algo mucho más profundo y más complejo que administrar premios y castigos, controlar y ser él o la que manda. Estamos recién empezando a comprender su multidimensionalidad, se escucha mucho hoy el concepto de educación emocional, pero lo que estamos recién empezando a entender es que la educación es esencial y principalmente emocional. Los niños no necesitan premios en su cotidianidad, necesitan acompañamiento y reconocimiento, necesitan adultos que les ayuden a entender sus experiencias emocionales, ponerle nombre a sus estados internos y con esto ordenar en el lenguaje su experiencia subjetiva.

No voy a poner punto final, por acá justo empieza lo bueno. ¿cuándo y cómo felicito? ¿La felicitación no es un tipo de premio? ¿qué diferencia el reconocimiento del condicionamiento? ¿Estoy adiestrando cuando soy afectuosa/o con mis hijos solo cuando hacen lo que yo quiero? Justamente de todo esto estoy escribiendo en un libro de Crianza que pronto podrá comprar en línea.


Cadena Perpetua

El castigo, cargamos con el castigo, pareciera que ya se ha recomendado no castigar, pero va mucho más allá, es entender de dónde venimos, es una idiosincrasia del castigo, una moneda de cambio relacional, de niños recibimos diferentes castigos, "hay que enseñarle a los niños que las acciones tienen consecuencias"- resuena ya casi como un eco solemne por doquier, amparadas en tan sabias palabras han co-habitados, una larga lista de apremios, torturas y humillaciones, mientras más antiguas más salvajes, además de algún caso que sale a la luz en juicio siendo contemporáneo pero revistiendo tintes de edad media. El castigo le da a quién castiga, el presuntuoso lugar dónde todos los poderes, el legislativo, ejecutivo y judicial, se concentran, y sabemos que nada bueno nunca ha salido de esa mezcla. La violencia nos tiene tan infestados como especie, que ya no vemos lo absurdo de mediatizar nuestras relaciones íntimas por medio del amedrentamiento sometimiento, el doblegamiento, el castigo y sus diferentes canales y códigos.


Te castigo haciéndote doler, te castigo quitándote algo que te gusta, te castigo sin poder salir, te castigo, en la pieza, en la escalera, en la silla, te castigo sin comida, te castigo sin postre, sin plaza, sin juegos salida, sin ida al cumpleaños, sin ir donde los primos, los abuelos o los amigos, y acá viene lo peor, te castigo sin mi mirada, te castigo sin mi palabra, te castigo con mi indiferencia, finalmente te castigo para que te sientas mal y así sintiéndote mal y enojado/a espero que aprendas a no repetir tu error o la transgresión, porque si te vuelves a equivocar te voy a hacer lo mismo y más fuerte.


Los castigos tienen consecuencias pero los castigos no son consecuencias. Hoy después que ha corrido tanta agua bajo el puente, la invitación es a la conexión, llegamos al mundo y necesitamos conexión para crecer no castigos, conexión, conversación, empatía, compasión. ¿Pero si un niño hace algo malo tiene que haber una consecuencias o no? Si un niño hace algo malo primero tenemos que entender el contexto y la secuencia de hechos, usar el principio de generosidad y siempre permitirles que nos expliquen, cuando los adultos no le han enseñado a los niños cómo expresar y comunicar su frustración y rabia, puede que hagan cosas que desde afuera y con poca comprensión de la complejidad humana, alguien pueda etiquetarla como "cosas malas que hacen los niños" . ¿O sea nunca hay que castigar y los niños se llevan "la brea pelá”?


Es que ese es el problema, a eso me refiero con la idiosincrasia de castigo como único camino de redención. Para un niño nunca es gratis, si se mete en problema, seguro ya había un problema que el sistema adulto no estaba atendiendo Hipótesis benevolente, compasión, empatía, conexión, diálogo, escucha y reparación. Estas son las palabras claves de la educación, la palabras castigo, la vamos a dejar mirando la pared esta vez.


Todos Necesitamos rueditas

La historia está llena de virtuosos desconocidos y desconocidas que nos hicieron la vida más fácil, todos los artículos que usamos a diario alguien en algún momento los inventó (papel higiénico, el lápiz, la tapadura, el matamoscas, los lentes, el pañal, etc.), unos poco reciben reconocimiento, otros liberan reales mitos urbanos que llegan a leyendas (el que le puso gas a la cerveza, el que inventó el domingo, el que ordeño la primera vaca, quién inventó la empanada o la arepa. etc.) Y así la historia está llena de anécdotas desde el Eureka de Arquímedes al origen de Kangurú,  o el del viagra) 

Hoy le doy un reconocimiento al héroe anónimo o anónima que le puso rueditas a las bicicletas, ¡pero qué visionario! Fue un real descendiente de Vygotsky,  En el plan e implementación de las rueditas en la primera bicicleta, se condensa lo mejor de la psicología infantil, una síntesis de las zonas de desarrollo de Lev. La vida viene con caídas, es una verdad ineludible, sin embargo nadie dijo que había que pasar cayéndose. En el desarrollo de nuestros hijos e hijas vemos cómo van dando saltos evolutivos y lo que no pudieron el jueves el sábado ya lo logran, y lo que no podían a las 13:00 a las 17:00 ya lo logran, algunos son rápidos, otros paulatinos, otros más escalonados y en otros hay que dar un gran salto de una etapa a la siguiente, y nos siempre es libre de dolor, la bicicleta es una de ellas. 

Antes de las rueditas fueron miles los padres y madres, quienes vieron caer a sus hijos una y otra vez, sospecho que entre estos hombres y mujeres que veían caer a su hijos surgió esa mente sensible que permitió una práctica a menor riesgo, sin disminuir la cualidad de la meta deseada. Tanto con o sin rueditas los niños terminan aprendiendo a andar en bicicleta, lo que varía es el dolor que conlleva la adquisición de la habilidad. Ser un base segura es también ofrecerle a tus hijos una experiencia de exploración y aprendizaje acorde a su nivel de desarrollo, ni muy simple que se aburra ni muy difícil que no pueda y solo se frustre. 

La parentalidad segura suele estar buscando el nivel adecuado de dificultad en cada tarea y cuando el escalón es muy amplio, una meta de la parentalidad sensible será crear las“rueditas”que le permitan al niño a niña poder practicar de manera segura hasta alcanzar la habilidad o destreza. La vida de la crianza está llena de ejemplos, las alitas que usan como flotadores niños y niñas en las piscinas, versus el adulto que lanza a su hijo o hija al agua para que aprenda y termina la situación en caos y pánico (The Glass Castle) Cada situación, cada nuevo desafío puede adaptarse a la metáfora. En padres sensible, encontrar la rueditas puede transformarse en una llave maestra de acompañamientos seguro. 

Pero la metáfora es generosa y nos regala más vetas, hay un momento en que todo niño o niña se siente preparada para sacarle las rueditas a su bicicleta y alzar el vuelo con alas propias, y se encuentra con su genuina experiencia inmediata de satisfacción y orgullo. Son esas pequeñas graduaciones pragmáticas de la vida cotidiana que alimentan el alma y la autoestima, y ya no necesitamos premios, felicitaciones, ni significación externa de logros personales, aprendemos a sacar nuestras rueditas por y para nosotros mismos.  Todos necesitamos rueditas, todos necesitamos una base segura. y todos necesitamos explorar para encontrar nuestro lugar en el mundo.